No echas de menos tener un amigo abogado hasta que lo necesitas. Un día te quedas sin trabajo y ya no te puedes permitir la pensión de alimentos de tus hijos, o quizás has visto en la tele una noticia sobre las cláusulas suelo y sospechas que tu hipoteca tiene una o a lo mejor condujiste con una copa de más. Entonces es cuando te das cuenta que tienes un montón de preguntas y preocupaciones y nadie a quién acudir que los pueda solucionar.
Cuando tienes un problema de este tipo necesitas alguien en quien confíes. ¿Cómo lograrlo si no tienes referencias de ningún abogado? La respuesta, como para muchos otros problemas, es Internet. Internet te ofrece un mundo infinito de despachos y abogados, y te permite compararlos por precios, situación geográfica y especialidad. Y aún más importante, podrás leer lo que sus clientes opinan de ellos.
Los sistemas de recomendaciones y puntuaciones funcionan como método de control de calidad para un montón de sectores de Internet como la venta online, las aplicaciones para compartir coche o las webs de restaurantes. Estos sistemas cada vez se extienden a más ámbitos, y el de los despachos no es una excepción.
Un servicio como Lexdir permite además de leer las opiniones de otros usuarios, plantear una pregunta de forma abierta y anónima. Así, recibiremos varias respuestas y podremos contactar el abogado que más confianza nos inspire. Si no nos animamos a poner nuestra pregunta podemos mirar las preguntas formuladas por otros usuarios y las respuestas que dan los abogados, de manera que tendremos una idea de como resolvería cada uno nuestro problema.
Lexdir dispone además de guías legales sobre muchos de los temas más habituales que plantean los usuarios que elaboran los mismos abogados, con lo que puedes encontrar una explicación detallada sobre tu situación y posibilidades legales.
Por último, si quieres buscar directamente un abogado podrás hacerlo estableciendo criterios de especialidad y localización, además de consultar las valoraciones que han recibido.
Además, también puedes curiosear en las redes sociales a ver qué dice la gente de los despachos o abogados que te parece que te pueden ayudar. Anímate a preguntar en twitter o en un foro si alguien ha usado sus servicios.
Como ves, Internet abre las puertas para que cualquiera pueda elegir con garantías un abogado, y que esta decisión tan importante no sólo esté en manos de los profesionales en función de la publicidad que usan. Eso sí, acuérdate que esto sólo funciona si todos colaboramos, así que cuando el abogado termina tu gestión, haz pública tu opinión para que otros se beneficien.